MI QUERIDO LOBO DARWIN
Curioso documento el que nos hace llegar el académico Flores. Se trata de un fragmento de una carta de Charles Darwin a su primo en la que se observan varias curiosidades. En primer lugar el tratamiento: My dear fox. En segundo lugar la minuciosad en las ilustraciones de insectos. Y lo tercero y más llamativo son los textos cruzados; nos aclara Flores que el papel en el que escribían, que se reutilizaba en varias respuestas, era tan transparente que no tenían más remedio que escribir en distintas direcciones para que pudieran ser legibles los textos. Finalmente, aclarar que Charles Darwin era un gran botánico, con extraordinarios trabajo en polinización cruzada.
LA BOTÁNICA COFRADE
Para Celestino Barallat, en su obra Principios de Botánica Funeraria, a través del ornato vegetal se puede oír y ver las enseñanzas morales y religiosas que se desprenden de la muerte, así en todas las culturas las ofrendas florales a los difuntos no dejan de ser el inicio de un proceso purificador y de distanciamiento a la vez que de honra.
En este mismo sentido el arte cofrade, y en especial en su máxima representación en los cortejos de la Semana Santa, los adornos florales juegan un papel primordial en especial creando un paisaje entorno a las imágenes. En este sentido, el origen barroco de las procesiones conllevan al despliegue de toda una serie de elementos con una fuerte carga simbólica. Como escribió San Agustín los significados ocultos son los más sutiles. Cada detalle es un símbolo vinculado a la pasión cristiana, a la introspección, un mensaje para la conducta humana; depurado durante siglos, tomados de las bases de la cultura mediterránea y engrandecidos para crear un conjunto de emociones que alcanzan lo más profundo del alma. Por todo ello la presencia de flores y plantas en la Semana Santa, por su enorme carga simbólica, siempre superó, y debe seguir haciéndolo, el papel meramente de escenario para pasar a formar parte de la escena.
CLAVELES Y TRIGO
Los claveles silvestres o clavellinas son originarios de la Región Mediterránea, con más de trescientas especies de una gran variedad de formas y colores. La clavellina malagueña (Dianthus malacitanus), genuina de nuestras montañas, es uno de los más bellos exponentes de este género, cuyo significado griego es la “flor de Dios” (Di – Anthus).
Curiosamente entre el centenar de especies vegetales que cita la Biblia no se recoge ninguna mención a esta planta. Sin embargo se sabe que los griegos ya la utilizaban para venerar a Jupiter, y que los árabes extraían sus esencias y las utilizaban en infusiones.
Pero no fue hasta mediados del siglo XIII cuando el clavel que hoy cultivamos, el Dianthus caryophyllus, se introdujo en Europa, probablemente desde Asia Menor. El Rey Luis IX, a la postre San Luis de Francia, del que Voltaire diría que "No es posible que ningún hombre haya llevado más lejos la virtud", parece que antes de morir durante la última cruzada envió a Francia semillas de unos claveles tan versátiles que en vez de 5 pétalos, presentaban una corola densamente poblada por colores que tampoco eran constantes, y que además producían fragancias agradables.
El clavel se expandió rápidamente por todos los jardines europeos y en menos de un siglo decenas de variedades, de colores y formas distintas, salían de los cultivos, llamando la atención de cuantos la contemplaban. En ese sentido no pasó desapercibida esta hermosa flor para los artistas. Con la entrada en el renacimiento surgen diversas representaciones de la “Virgen del clavel”, en donde la Madre entrega una flor a su hijo. Lo hacen Leonardo, Rafael y Durero, y siempre dando un contundente valor comunicativo a la flor: el clavel representa el amor inmenso que le tiene una madre a su hijo, y así se convierte en el símbolo del amor maternal por excelencia.
Los ingleses llamaron a esta flor “Carnation”, relacionándola con el color de la carne. Los franceses “oilllet”, cuya traducción es ojal, probablemente por su uso como adorno en las vestiduras. En España, donde es reconocida como flor nacional, la palabra tiene su origen en la forma de clavo y en el aroma de algunas variedades que recuerdan a la de la especia del mismo nombre.
En cuanto al trigo es uno de los elementos vegetales básicos de la trilogía mediterránea en la que se basa el propio desarrollo doctrinal cristiano: el trigo (el pan, simbólica axial de la eucaristía como carne de cristo, la vida), el olivo (árbol de la paz y la sabiduría que provee el aceite, base para la unción y la prosperidad) y la vid (provee el vino, el otro eje axial de la simbólica cristiana rememorando la sangre de cristo, una bebida de inmortalidad).
La principal fuente de inspiración de la Botánica cofrade es el Libro del Cantar de los Cantares. Allí encontramos, además de referencias al uso de las principales plantas, una serie de versículos en donde se juega con metáforas en la que se vincula proféticamente a las plantas con personajes y sus virtudes. Marco Orígenes, el Padre de la Teología, interpretaría en sus Comentarios al Libro de Salomón la simbología de cada una de estas flores.
Bajo este aspecto simbológico, desde el año 1000 es frecuente ver representado a Cristo rodeado de lirios. Su origen está en un versículo del Cantar de los Cantares, muchas veces retomado y glosado por los teólogos: “Yo soy Rosa de Sharon, un Lirio de los Valles”.
La Rosa de Sharon (también conocida Rosa de Siria), muy similar a nuestros “pacíficos” o hibiscos, es una hermosa flor silvestre, de la familia de las malvas, que en aquella región crece entre los cultivos. Orígenes interpreta que ambas flores identifican al cristianismo: así la Rosa es la belleza que nace desde el orden; mientras que de los valles, por ser lugares rocosos e incultos, el lirio surge con más autoridad.
El lirio se convierte así en el emblema de la expansión del cristianismo, hasta tal punto que es elegido como enseña por el rey Luis VII de Francia durante la segunda cruzada en el siglo XII, pasándose también a llamar desde entonces la Flor de Luis o “flor de lis”.
Pero también a partir del medievo a este contenido cristológico progresivamente se suma una simbología marial, relacionada con el desarrollo del culto a la virgen, a la que se dedica el inmediato versículo del Cantar: “Como una azucena entre los cardos”.
Asimismo son numerosos los fragmentos de las Escrituras donde se presenta a la azucena como un símbolo de pureza y virginidad. Según la interpretación del propio Orígenes: “tanto por la claridad de su pudor como por el fulgor de su sabiduría".
De esta manera, y a través de una extensa iconografía, el lirio y la azucena se han convertido en las principales referencias del ornato floral de nuestros tronos.
Así lo proclamaba Lope de Vega en sus Rimas Sacras:
Y tú, que al gran tesoro
del erario tantos diste
en vez de la esmeralda y amatiste,
el rubí y el diamante,
acepta el mirto y el laurel triunfante,
el lirio azul y la sangrienta rosa
y la azucena castamente hermosa.
Son muchos siglos los que se han necesitado para unir a cada flor, a cada planta, un simbolismo, y por tanto un mensaje. La florología, o lenguaje de las plantas, cuya paternidad se arroga el mundo anglosajón, es pura superficialidad comparada con toda la historia que las civilizaciones mediterráneas han ido creando en torno a las plantas.
La Biblia recoge hasta un centenar de especies vegetales, aportando una gran cantidad de información sobre sus usos y virtudes. Pero siete de ellas van a conformar la constelación sobre la que gira todo el desarrollo mediterráneo.
A la trilogía nuclear del olivo, el trigo y la vid que aportan los elementos básicos de la liturgia: aceite, pan y vino; se les unen otras cuatro plantas: la cebada, la higuera, la granada y la palmera, recursos básicos que han hecho perdurar por siglos toda una cultura. Cada una de estas plantas ha sido representada durante más de veinte siglos en infinidad de obras, dotándoles de un significado fácil de entender.
Pero es el Cantar de los Cantares de Salomón, el libro que podemos considerar como base de toda la simbología floral, en la que la Ciencia de las plantas ayuda a comprender mejor el origen de los mensajes. A lo largo del texto se pueden detectar una veintena de especies vegetales, entre las que podemos destacar, además de las siete ya mencionadas:
El aloe, también conocida como “la planta bíblica”, y que ya desde los egipcios siempre se vinculó a la inmortalidad, utilizándose junto con la mirra en los embalsamientos.
La arjeña o jenna, es la “planta del bienestar”, y desde la más remota antigüedad fue utilizada en el norte de África y Oriente Próximo como antiséptica, bactericida y antifúngica, de ahí su uso prodigado en tintes de cabello y dibujos en la piel con los que se pretende ahuyentar los maleficios.
El aro, cala o trompeta, se vincula especialmente con la nobleza y rectitud.
El azafrán, es el símbolo de la virtud más elevada: la caridad.
La canela, otra de las plantas divinas, como todas las especias, se le vincula a la virtud de la sabiduría.
El cálamo o caña aromática, es uno de los ingredientes básicos del aceite de la Santa Unción y símbolo del intelecto.
El cedro, el poder de la fuerza espiritual, es el símbolo de la constancia en la fe.
El ciprés, de sus muchos significados tal vez el más vinculado a la tradición cristiana sea la “Unión entre el cielo y la Tierra”.
El jacinto, es considerado como símbolo de la prudencia , de la paz de la mente y del deseo del cielo
La mandrágora es valorada como una de las grandes plantas “mágicas”. Su simbología es muy rica, vinculándose siempre al amor terrenal y la procreación.
El manzano, simboliza la laboriosidad. Desde el medievo ha sido erróneamente tratado como el “árbol del pecado”, ya que en un momento se le asignó como el que ocupaba el centro del paraíso y, en consecuencia, propiciatorio del pecado original. Sin embargo, hasta el siglo XV, era la higuera (“el árbol de la Ciencia”) al que se le atribuía aquel lugar tan emblemático del Edén.
LA APASIONANTE HISTORIA DE LA FLOR DE CRISTO (Passiflora caerulea)
Hace tan sólo unos años el Museo de Cincinnati retiró de su exposición permanente el cuadro “Virgen con niño” pintado en 1535 por Joos van Cleve, también conocido como el Maestro de la Muerte de la Virgen. La pintura representa a una Madonna que pierde su mirada entristecida ante las desgracias acaecidas en aquel momento por las sucesivas guerras, y sobre ella el niño que le entrega tres cerezas, símbolo de la dulzura de la Trinidad en el Paraíso, a la vez que huye de las flores que su madre porta en la mano derecha, un clavel o “flor de clavo” como símbolo de la crucifixión, y de él brota misteriosamente una flor de pasionaria.
El cuadro más allá de su valor artístico, en donde se percibe una fuerte influencia de Leonardo, llamó la atención de un profesor de periodismo de la Universidad de Florida, Michel Abrams. Su primer hallazgo fue que a la derecha de la cabeza del niño, aparece una difuminada pero perfecta inscripción en hebreo que dice “Yo soy el Señor, tu Dios”, como preámbulo de hasta cinco cartas. Evidentemente esta paradoja levantó una gran controversia científica y social alrededor del cuadro. Pero no menos lo fue, descubrir que todo el entorno del clavel había sido repintado de negro cien años después para colocar sobre él la flor de la pasión.
Evidentemente los hallazgos de Abrams han dado al cuadro un halo de misterio, preguntándose ¿Quién fue el pintor “fantasma”? ¿Porqué lo hizo? y sobre todo ¿porqué superpuso la passio flos sobre el clavel?.
Historia de “La Flor de Cristo”
Para Camilo Borghese alcanzar la silla papal en 1605 no fue precisamente fácil, con un cónclave dividido entre españoles y franceses. Comenzaba un siglo difícil, el “siglo de los físicos”, y con ello la puesta en cuestión de muchos axiomas hasta entonces indiscutibles, pero también el siglo de la “pequeña edad del hielo”. El planeta sufrió un enfriamiento y con ello la extensión de hambrunas y epidemias, que acabaron por desatar una gran crisis económica y con ella desordenes sociales y políticos que se extenderán hasta el siglo XVIII, cuando gracias a una gran revolución ideológica surgirá el Siglo de las Luces.
Pero ya Pablo V, nombre que adoptó el Cardenal Borghese, tuvo que bregar desde el primer instante de su papado con un problema diplomático con Inglaterra generado por “la conspiración de la pólvora de Guy Fawkes”.
Por eso no sería extraño que se retirará en más de una ocasión al jardín privado de los Barberini, en donde conversaría con su amigo Maffeo, a la postre su sucesor con el nombre de Urbano VIII. Allí es muy probable que conociese a un joven que como él procedía de Siena y que entre sus muchas habilidades se encontraba la del cultivo de plantas, Juan Bautista Ferrari.
El padre Ferrari había sido formado por los jesuitas, teniendo grandes dotes para el dominio de distintas lenguas, y ya en Roma entró en el círculo del Doctor Cassiano del Pozzo. En ese círculo entre otros estudiosos se encontraba Galileo, y posiblemente en aquel Jardín se produjera en 1616 el histórico encuentro con Pablo V, en el que este intentó silenciar al físico, que proclamaba las teorías heliocéntricas de Copérnico y pretendía demostrar, en aparente oposición a las Sagradas Escrituras, que era la Tierra la que giraba alrededor del Sol.
Pozzo recomendó a Ferrari para dirigir el Jardín Botánico de los Barberini dedicando buena parte de su tiempo a investigar sobre las plantas, llegando a publicar varios libros de gran éxito por sus descripciones e ilustraciones, en especial los 4 tratados sobre el cultivo de las flores y sobre los cítricos. Se considera a Ferrari como el primer científico en ilustrar detalles microscópicos, en concreto de un Hibiscus, el mismo género que acoge a la Rosa de Sharon o Rosa de Siria, de tanta trascendencia bíblica.
Gracias también a Pozzo, el joven botánico dispuso de una red de corresponsales por toda Europa que le suministraban especímenes vegetales, y muy especialmente de cítricos, que por entonces gozaban de un enorme interés por parte de otros eruditos de la época como era el caso del Dr. Nicolás de Monardés, quien también dedicó sus desvelos a la botánica y muy especialmente a distintas especies de citreas.
Este andaluz, descubridor de la fluorescencia y uno de los grandes farmacólogos de la historia, se dedicó a describir cuantas plantas llegaban de América en sus tres libros sobre “Historia Medicinal de las cosas que se traen de nuestras Indias Occidentales y que sirven de Medicina”, además de una extensa investigación sobre las grandes virtudes del tabaco, muchas de ellas extraídas de la tradición indígena. Monardés nunca viajó al continente americano, siendo los misioneros, especialmente de la compañía de Jesús, que acompañaban a las expediciones, los que jugaron un papel fundamental en la recolección de plantas de altísimo valor.
Tanto a Monardés como a Ferrari no sólo les interesaron los especímenes que les proveían, sino que acopiaban cuantas virtudes se le atribuían por los indígenas, así como leyendas que se narraban de cada una de ellas.
Aunque descubierta por los españoles en 1569 e introducida en Europa en 1580, no fue hasta 1598 cuando Monardés publicó la descripción de una granadilla traída de Perú, con grandes virtudes medicinales, que a pesar de sus llamativas flores no llegó a ilustrar. El Maraco o Mburucuyá, que era el nombre indígena que le trasladaron los misioneros, fue cultivado por él en su museo de historia natural de Sevilla. Y con ello también una leyenda muy parecida a la shakespeariana de “Romeo y Julieta”, en donde la amada española, llamada Mburucuyá por su amante guaraní, en un amor imposible acaban yaciendo juntos, para años más tarde sobre su tumba crecer “la flor de la pasión”. Esta misma leyenda es trasladada por Bécquer a las calles de Toledo en un romance entre un cristiano y una judía que acaba crucificada por su propio padre un Vienes Santo, en “La Rosa de pasión”.
Muy probablemente semillas del Jardín de Monardés viajaron hasta el de los Barberini en Roma, y allí Ferrari le mostrase en 1608 aquella flor tan extraordinaria al Papa, e incluso se la interpretase. Hay que tener en cuenta que en aquel momento Roma se enfrentaba a cómo explicar que aquel nuevo mundo “extraño y milagroso”, olvidado en las Escrituras, estaba relacionado de alguna manera con el cristianismo.
Surge entonces una nueva leyenda sobre la flor que complació al Pontífice. En este caso es la de un misionero que al ir por la selva oyó el llanto de una niña que subida a un árbol se guarecía de un jaguar. El sacerdote se interpuso para que la niña pudiese huir, siendo atacado por el enorme felino. Sobre la sangre derramada, brotaron rápidamente plantas de mburucuyá para recordar al mundo la belleza de sufrir por el bien de los demás, manifestándose entonces la cristología en cada una de las partes de la planta naciente, como bien describiría Ferrari. Así:
• la corola representa la Santa Corona,
• sus tres estigmas florales simbolizan los tres clavos usados para clavar a Jesús en la Cruz;
• el ovario y su base serían el cáliz de la Última Cena;
• las cinco anteras representan las cinco llagas;
• los diez 'pétalos' (en realidad son cinco pétalos y el resto son sépalos) simbolizan los Apóstoles (estando excluidos Judas Iscariote el traidor y Pedro el negador);
• las hojas viejas representan las manos de aquellos que lo persiguieron, y las hojas nuevas, la punta de la lanza usada para punzarlo;
• el fruto pequeño y anaranjado, encierra unas semillas rojizas que se interpretan como las gotas de sangre coagulada que brotaron de las heridas del santo cuerpo
• y, los zarcillos, los látigos con los que lo azotaron.
Sería el misionero Simone Parlasca en 1609, el primero en propagar dibujos de la planta, haciendo referencia a una visión que tuvo al observar la planta: “Las lágrimas vertidas por María Magdalena a la muerte de Cristo al caer en la tierra fueron las semillas de la pasionaria”.
Esta imagen se propagó rápidamente por todo el mundo dando lugar a multitud de enigmas como el del cuadro de Van Cleve de 1535, cuando la planta aún no se conocía en Europa, y como vemos ya sobre el clavel que tiene la virgen en su mano aparece la flor de la cristiandad.
Pocos argumentos más necesitaba ya Pablo V para declarar a la americana Passiflora como Flor de Cristo, ya que con ello el mensaje de la resurrección y crucifixión era para toda la humanidad.
Visitar la galería de los Uffizi en Florencia y contemplar el Tríptico Portinari pintado en 1475 por Hugo van der Goes ayudan a entender como las flores y plantas, desde hace más de mil años, han ocupado un lugar importante en la escena de las representaciones cristológicas.
El motivo central de la obra es el nacimiento de Jesús, rodeado de pastores, santos y mecenas. Es aparentemente una obra de fácil lectura, pero sin embargo está llena de contradicciones y simbología. El centro de este gran tríptico, de más de 6 metros de largo, lo ocupa la virgen vestida con un manto azul oscuro, color del duelo, lo que demuestra que este retablo no pretende anunciar el nacimiento, sino los sufrimientos de Cristo. Pero además de otros detalles, buena prueba de esos mensajes paradójicos lo demuestra el conjunto floral que a modo de altar se dispone bajo la Virgen en un lugar preferente del panel central, con lo que el pintor les concede ese papel de escena por encima del de escenario.
La composición floral está limitada al fondo por un haz de espigas de trigo que alude a la “casa del pan” (Belén en hebreo) y al mismo tiempo, al “pan de la vida” que es el cuerpo de Cristo; y delante, rodeados de flores de violetas esparcidas por el suelo (el pueblo humilde de luto), se erigen dos jarrones: uno con tres claveles (los tres clavos de cristo) y ocho aguileñas (flor de la reconciliación, tal vez en alusión a los ocho concilios universales celebrados hasta el siglo XI): mientras que en el otro jarrón aparece un lirio de San Juan que remata en dos flores anaranjadas (en alusión al evangelista y al bautista) y por encima dos lirios blancos y uno azul violáceo, que se erige por encima de todas las demás flores, evocan la Trinidad de la que sobresale el protagonista final de la estampa.
Este cuadro fue pintado en las postrimerías del medievo, momento durante el cual la ciencia botánica tiene un desarrollo importante dentro de los monasterios, donde se transcriben una y otra vez las obras de los griegos Teofrasto (Padre de la botánica) y de Dioscórides, quien en su Materia Medica describe ya más de 600 especies medicinales. En las sucesivas versiones los escribas monacales incorporaron modificaciones basadas en la creencia de las “signaturas”, es decir que cada planta ha sido creada para un fin y su uso nos lo evidencian determinadas señales o signaturas. Era el período conocido como de la Botánica oculta o Botánica mágica. Umberto Eco en su Historia de la belleza escribe que: “La Edad Media cree firmemente que todas las cosas en el universo tienen un significado sobrenatural, y que el mundo es como un libro escrito por la mano de Dios. Todos los animales tienen un significado moral o místico, al igual que todas las piedras y todas las hierbas”.
LOS BOSQUES ESPAÑOLES EN CIFRAS
España tiene 27,7 millones de hectáreas de superficie forestal, de las que 18,6 millones son arboledas, lo que equivale al 66,2% de la foresta del país.
Entre 1990 y 2010, el crecimiento de la superficie arbolada de España supuso el 40% del aumento de la UE.
El crecimiento de la superficie arbolada en el país fue del 2,19% anual, mientras que la media del resto de países de la UE fue de o,51%.
Desde 1975 en España hay un 130% más de árboles, llegando a los 10.074.
La tasa de aprovechamiento de los bosques en 2009 fue del 40%, mientras que en Portugal y Suecia superó el 85%.
El fuego afectó a casi 450.000 hectáreas de superficie forestal en 1994. En 2008 no llegó a 60.000.
Los bosques seminaturales representan el 93,2%. El 6,8% restante son plantaciones gestionadas de forma intensiva y plantaciones de crecimiento rápido.
La contribución de los bosques al PIB español fue del 0,9%. En Suecia pasa del 3% y en Portugal supera el 1,5%.
ITINERARIOS BOTÁNICOS POR LA
PROVINCIA DE MÁLAGA
DE LOS ACADÉMICOS CABEZUDO Y NIETO
PROVINCIA DE MÁLAGA
DE LOS ACADÉMICOS CABEZUDO Y NIETO
INFORMACIÓN POLÍNICA AL INSTANTE
De especial interés para aquellos que sufren alergias polínicas es el trabajo que viene realizando el equipo de aerobiología de nuestro Departamento de Biología Vegetal de la UMA. Acaban de lanzar el folleto que reproducimos, con la finalidad de que los resultados de sus investigaciones lleguen a todos los ciudadanos interesados al instante. La web para conocer las concentraciones polínicas en Málaga y en todas las provincias andaluzas es:www.uco.es/raa.
APLICACIÓN DE LOS MODELOS DINÁMICOS AL ESTUDIO DEL PAISAJE Y LA JARDINERÍA
A. ASENSI & B. DÍEZ GARRETAS
AÚN NO CONOCEMOS NUESTRO MUNDO
Á. ENRIQUE SALVO TIERRA
EL HELECHO MÁS GRANDE DE EUROPA
En los "canutos" (barrancos profundos y de elevada humedad todo el año, aportada por los frentes que atraviesan el Estrecho de Gibraltar) del Parque Natural de Los Alcornocales vive Culcita macrocarpa, un relicto de la flora tropical Terciaria que cubría buena parte de la Región Mediterránea. Su altura alcanza los tres metros, como puede observarse al compararlo con la altura del botanófilo y compositor Domingo Mariscal y del académico Cabezudo que encontraron este magnífico ejemplar en abril de 1997.
EL GRAN MISTERIO DE LOS BOSQUES SUBMARINOS DE LAS COLUMNAS DE HÉRCULES DESCRITOS EN EL VIAJE DE TEOFRASTO, PADRE DE LA BOTÁNICA
POR EL ACADÉMICO FLORES MOYA
El académico Flores junto a un ejemplar de Saccorhiza polyschides arrojada, Tarifa, julio 2009. |
Theophrastus of Eressus (371-286 BC): “Again in the ocean, about the Pillars of Hercules, there is a [seaweed] kind of marvellous size, they say, which is larger, about a palmsbreadth. This is carried into the inner sea along with the current from the outer sea, and they call it ‘sea-leek’; and in this [outer] sea in some parts it grows higher than a man’s waist” (translation of Hort 1926). The “Pillars of Hercules” are peaks at either side of the Strait of Gibraltar, while the Atlantic Ocean and the Alboran Sea can be recognized as the “outer sea” and “inner sea,” respectively. Drift thalli of Saccorhiza are very frequent in the autumn and winter on the beaches of the area; thus, this species is possibly the best candidate for Theophrastus “sea-leek” (Amigues 1989).
References
Amigues S (1989) Théophraste. Recherches sur les Plantes, vol II. Les Belles Lettres, Paris
Hort AF (1926) Theophrastus, Enquiry into Plants Vol. II. William Heinemann, Harvard University Press, London
UN ÁLBUM PARA UNA HISTORIA NATURAL
EN 23 FOTOS
Ventura Rabasco
EL JARDÍN BOTÁNICO-HISTÓRICO DE LA CONCEPCIÓN
La conservación de la diversidad vegetal
|
RELACIÓN DE ARTÍCULOS DE CIENCIAS DE LAS PLANTAS PUBLICADOS EN
ENCUENTROS EN LA BIOLOGÍA
Una visión general sobre biotecnología de plantas
La aerobiología como ciencia y sus aplicaciones
Sun, sun, what have we done?
Una iniciativa docente
La sistemática biológica, ciencia viva
Los bosques de Málaga
La problemática de las plantas marinas alóctonas en el Mediterráneo.
Papel del Ca2+ en la apertura y cierre de los estomas
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